El aceite de oliva, las aceitunas, el vino o los embutidos españoles
pugnan por mantener su presencia en Rusia en medio del clima
desfavorable creado por las sanciones y contrasanciones de la crisis
ucraniana, la fuerte devaluación del rublo y la incertidumbre sobre el
futuro.
Ese es el objetivo de las más de una veintena de empresas españolas,
sobre todo de esos sectores, que participan este año en Moscú en la
feria Prodexpo, la principal exposición de alimentos y bebidas de Rusia.
"Las empresas siguen interesadas en el mercado ruso, especialmente
aquellas que exportan productos muy consolidados entre el consumidor
ruso, como son el aceite de oliva, las aceitunas o el vino", dijo a Efe
Luis Cacho, consejero comercial de la Embajada de España.
España es el primer proveedor a Rusia de aceite de oliva y aceitunas,
con una cuota del 90 por ciento del mercado, y ocupa la tercera
posición en vino, con un 60 por ciento, solo por detrás de Francia e
Italia.
La decisión rusa de prohibir la importación de frutas y hortalizas
europeas como respuesta a las sanciones internacionales por la crisis
ucraniana afectó seriamente a ese sector español, que redujo un 27 por
ciento sus exportaciones en 2014.
"Y la situación aún será peor en 2015, ya que la prohibición abarcará a todo el año", afirma Cacho.
A ello se une la recesión causada en Rusia por la caída de los
precios del petróleo y las sanciones, con una fuerte depreciación del
rublo, que ha perdido más del 40 por ciento de su valor.
"Las empresas han venido a esta feria para tratar de identificar
cuáles son las nuevas claves del mercado ruso, tras una devaluación del
rublo que sin duda va a introducir cambios en el consumo", asegura el
consejero comercial.
Carmen Caparrós, responsable del área de exportación del grupo
Sovena, productor y distribuidor de aceite de oliva, reconoce que "esta
feria está siendo complicada, hay menos visitas que otros años, pero no
podemos desaparecer del mercado, ni perder nuestra imagen labrada
durante mucho tiempo. Por eso debemos aguantar aunque pasemos un par de
años complicados, o más, quien sabe".
Este sector se ve perjudicado especialmente por la devaluación del
rublo, que ha encarecido el producto un 40 por ciento para el mercado
ruso.
"La aceituna tiene menos problema, es un producto que está en la
cesta de la compra del ruso, pero el aceite de oliva no lo compran
todos. Y a la devaluación del rublo se ha sumado que la campaña del
aceite ha sido mala, el precio ha subido también un 40 por ciento, y eso
aquí a veces no lo entienden", afirma.
Caparrós señala que aún no hay datos precisos sobre la posible caída
de los ingresos para el sector, ya que la mayor devaluación del rublo
fue en diciembre, justo después de la compra fuerte de aceite y aceituna
para la Navidad.
En cuanto a los vinos, la previsión es que se defiendan bien en la
actual coyuntura los muy caros -en el mercado del lujo no hay crisis- o
los muy competitivos en el precio, pero no así los de gama media, que se
van a ver afectados, afirma Luis Cacho.
Otro de los sectores agroalimentarios afectados por las sanciones es
el de los embutidos, lo que ha llevado a algunas empresas a reinventarse
para sobrevivir en el mercado ruso.
Es el caso de Casademont, que tras 12 años exportando sus productos a
Rusia había perdido el 5 por ciento de sus ventas, por lo que decidió
asociarse con una empresa rusa para producir localmente.
"De un día para otro nos tuvimos que espabilar para no perder nuestra
presencia aquí", explica su director general, Francesc Gómez.
Casademont se asoció con Atria, una empresa rusa de capital
finlandés, a la que transfirió su tecnología y los derechos de la marca,
a cambio de un royalty por cada kilo vendido.
Y a juzgar por el sabor del fuet que dan a probar en la feria, nada tiene que envidiar al producido en España.
Fuente:
expansion.com