El sector oleícola español no encuentra la estabilidad y el sosiego que
una potencia olivarera como España requiere para trasladar su dimensión
al mercado mundial y la operación que se está fraguando sobre la
compañía líder, Deoleo, está conformada por los componentes necesarios
como para realizar una mala película. Aprovechando la necesaria
recapitalización de las entidades financieras españolas, mediante la
venta de participaciones empresariales, fundamentalmente de las antiguas
cajas de ahorros, la borrasca empresarial ha empezado a sobrevolar el
mundo del aceite de oliva español y se ha dado el pistoletazo de salida a
la concentración de todos los ingredientes del gazpacho.
Veamos los ingredientes: una empresa como Deoleo puesta a la venta,
un Fondo Soberano de Inversión propiedad del Estado italiano dispuesto a
pujar para recuperar las marcas aceiteras Bertolli o Carapelli y Sasso.
Estas marcas, fueron adquiridas hace casi seis años por una empresa
familiar como
SOS-Cuétara a la italiana Unilever por un importe total de
630 millones de euros cuando el negocio comprado por el grupo de
Salazar cerró el ejercicio 2007 con unas ventas de 380 millones de euros
y, como colofón, un ministro de Agricultura que puede dejar como
herencia antes de volver a su carrera comunitaria, un escenario que
nadie quisiera para sí al ser el ministro bajo cuyo mandato, el sector
olivarero volvió a manos italianas y, por consiguiente, el mercado
mundial del tan preciado líquido.
Una de las cosas que más llama
la atención de la operación es la aparición de un Fondo Soberano de
Inversión (FSI) propiedad del Estado italiano, cuando son muchos los que
consideraban que los fondos soberanos eran prácticas exclusivas de
países como Abu Dhabi, Quatar o China, pero no de países desarrollados
en donde cierto tipo de actividades se circunscriben al sector privado.
No
es el caso de Italia en donde el Fondo Strategico Italiano, respaldado
por el Estado italiano, ha presentado una oferta no vinculante para
hacerse con cerca del 30% del capital de Deoleo y recuperar así las
marcas de aceite italianas antes mencionadas y que actualmente están en
la esfera de Deoleo, empresa sustentada por bancos y cajas de ahorro. La
empresa española es también dueña de las marcas como Koipe, Hojiblanca o
Carbonell y líder mundial del sector aceitero.
La participación
de Deoleo fue puesta a la venta por algunos bancos y cajas españolas
que forman parte de su accionariado, entre los que se encuentran Bankia
(18,2%), Unicaja (11%), Caixabank (6%), Kutxabank (5,3%) o BMN (4,85%).
Ebro Foods (7%) y Hojiblanca (10%) forman igualmente su núcleo duro.
La
posibilidad de que el liderazgo aceitero vuelva a Italia ha
convulsionado al sector empresarial español que considera que Italia no
es precisamente un país fácil para las inversiones extranjeras y de ello
pueden dar fe empresas españolas como Telefónica, BBVA o Inditex, todo
lo contrario de lo ocurrido en España con el sector eléctrico o el
audiovisual.
La situación de Italia en esta materia no recibe la
complacencia de los países miembros de la zona euro que se muestran
especialmente duros con la postura italiana y que queda resumido en un
informe de la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en
Roma redactado hace pocos años y en donde se puede leer que "los
proyectos de inversión en Italia suelen enfrentarse con una serie de
barreras de carácter administrativo, burocrático y en otras ocasiones
proteccionista, lo que dificulta considerablemente el
start up
de las actividades en el país. Particularmente en Italia, los excesivos
trámites burocráticos, la escasa flexibilidad del aparato público, así
como el problema de la corrupción y el crimen organizado en áreas
determinadas, han obstaculizado muchos proyectos de inversión
extranjeros, sobre todo en la participación de empresas extranjeras en
concursos públicos. No obstante, por lo que se refiere a los concursos y
licitaciones, Italia ha realizado ciertos progresos adecuando su
sistema a lo establecido por las directivas de la UE. En el ámbito de
las operaciones financieras, de especial interés ha sido la aprobación
por parte del Consejo de Ministros del decreto para proteger a cuatro
sectores estratégicos de inversores extranjeros tras el interés e
intento de escalada francesa sobre algunas de las empresas italianas más
emblemáticas cómo, Edison por parte de EDF y por último la
empresa
láctea Parmalat por parte de Lactalis (tras la adquisición de Bulgari
por parte de Lvmh). Los sectores que se pretende blindar son energía,
defensa, telecomunicaciones y agroalimentario".
La posible
compra del 30 % de Deoleo por el FSI coincide en el tiempo con la
publicación por la Comisión Europea de los análisis detallados (IDR)
sobre los países que el pasado noviembre mostraban desequilibrios
potencialmente severos. La Comisión dice que Italia, junto a
Croacia
y Eslovenia, experimenta desequilibrios macroeconómicos excesivos y
tiene que hacer frente de manera urgente al elevado nivel de deuda
pública, a la débil competitividad y al crecimiento de la productividad.
Por otro lado debería de hacer un mayor ajuste del saldo público
estructural para asegurar un ritmo adecuado de descenso de la deuda
pública.
Pero por encima de todo, el asunto Deoleo es la
historia de un fracaso empresarial que se resume en una facturación de
más de 800 millones de euros y una deuda de 600 millones, en donde
aparecen nombres de empresas como SOS, Cuetara, Ebro o de personajes
relevantes como los de Salazar, Luque o su presidente actual, Fanjul.
Entre todos ellos han demostrado su incapacidad para sacar adelante un
proyecto del que se decía iba a conquistar el 35 por ciento del mercado
norteamericano o lo que es lo mismo exportar 90.000 toneladas.
Y como telón de fondo, un mundo de cooperativas al que desde hace años se intenta poner orden sin éxito alguno.
Post-it
Los FSI
son un instrumento financiero de inversión de propiedad estatal que
utilizan parte de sus reservas internacionales o parte de su recaudación
fiscal para financiar proyectos empresariales de interés estratégico
del Estado y también a adquirir participación en bancos y empresas
nacionales y extranjeros. A causa de la crisis del crédito originada por
la crisis de 2007, los fondos soberanos de inversión (FSI) adquirieron
notoriedad mediática en los rescates de importantes grupos bancarios
cotizados en Wall Street como Citigroup o Merrill Lynch, sacando a la
luz sus cuantiosos recursos financieros. El más grande, el Investment
Authority (ADIA), maneja activos estimados en $875.000 millones, cerca
de 3 veces el PIB suizo en 2007 .La toma de posiciones en sectores
considerados estratégicos -como el bancario- y la opacidad de su gestión
preocupa a algunos gobiernos y organismos internacionales, que empiezan
a limitar y regular el margen de maniobra de los FSI.
Fuente:
capitalmadrid.com