Los griegos descubren el aceite de oliva como producto nacional
Giorgos Paraskevopoulos prueba su aceite de oliva tal como los franceses degustan sus vinos: con todos los sentidos. “Escoger un aceite de oliva de buena calidad es como elegir una buena botella de vino. El aroma, el sabor y el aspecto deben ser impecables”, comenta este agricultor que trabaja en el sur de la península griega del Peloponeso.
Cerca de Kalamata, la cosecha de aceitunas está en plena marcha. La ciudad es conocida en todo el mundo por la exportación de este fruto, y allí es donde Grecia quiere sacar a la industria del olivo de la crisis económica.
Cientos de hectáreas de tierras están siendo trabajadas, nuevos molinos han sido instalados. Los productores invierten en atractivos envases, en el marketing que promete hacer relucir la imagen del aceite griego en los mercados.
Grecia, antiguamente el mayor productor de aceite de oliva, dejó en las últimas décadas que su producción dependiera casi exclusivamente de las exportaciones hacia Italia, país que compra aproximadamente un 60 por ciento de la cosecha local.
Para los italianos, la compra rinde. Según indica un reporte de la consultora McKinsey, sus empresas lo producen a partir de las aceitunas griegas y le suman al producto final casi un 50 por ciento del precio al que compraron el fruto.
"En los últimos cinco años hemos observado una tendencia creciente a la exportación de aceite de oliva, en particular por parte de productores que ahora lo fabrican como algo propio y lo etiquetan", comentó el presidente de la liga de empresas de aceite de oliva Esvite, Grigoris Antoniadis.
Grecia, recuerda, es el tercer país del mundo en producción de aceite de oliva, y produce un volumen de 300.000 toneladas por año.
En cambio, Sarantos Polyzois no ve tanto una tendencia creciente como una crisis de identidad del aceite. Este hombre que lleva adelante un moderno molino de aceitunas en el pueblo de Kremmydia exporta su aceite, 1000 Horia, a Alemania y Austria.
"Debemos explicarles a los consumidores extranjeros por qué vale la pena escoger un aceite griego en lugar de uno italiano o uno español", apunta. "Tenemos que hacer ver que el aceite de Kalamata está entre los mejores del mundo gracias a la geografía y el clima del lugar", dice convencido.
En Alemania, la venta del aceite de oliva griego creció un 24 por ciento en 2012. En China el crecimiento incluso fue del 67,5 por ciento. Y en 2013 las cifras podrían ser superadas. Muchas empresas ofrecen sus aceites de muy buena calidad por poco dinero para alentar la exportación.
"Grecia no conocía el arte de presentarse a sí misma en los mercados. Sus productos son fantásticos, pero en el mercado mundial eran totalmente desconocidos", dice el ejecutivo Peter Poulus. "Hasta ahora".
Hace tres años Poulus fundó, junto con Marina Papatoni, la marca Navarino Icons. Lo hizo porque le llamó la atención "la necesidad de contar con muy buena calidad, con alimentos y productos culturales de Grecia bellamente envasados".
Hoy en día el excelente aceite de oliva de Costa Navarino se vende en todo el mundo, en tiendas de lujo y de alto nivel como el centro de compras Harrods, de Londres.
"Estamos atentos a la expansión de los mercados donde sabemos que los clientes aprecian la calidad de los productos griegos", señala Poulus.
En Grecia muchos de los que se dedican a este fruto se niegan a incorporar las máquinas y siguen cosechando a mano.
"El mejor aceite de oliva es el extra virgen, el que tiene un grado de acidez menor a 0,8 explica Paraskevopoulus. Según destaca, muchos de los más de 10.000 árboles del tipo Koroneiki de Costa Navarino tienen niveles por debajo de 0,3.
Fuente:elcarabobeno.com
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