10 enero, 2012

¿Podemos regar mejor el olivar?

La tecnología brinda oportunidades viables para un mejor uso del agua en agricultura
La notable adaptación del olivo a la sequía es bien conocida. En ella se basa el hecho de que, de los 10,5 millones de hectáreas (Mha) de este cultivo en el mundo, 8,4 se encuentren en condiciones de secano. Ello no impide, sin embargo, una acentuada respuesta al riego, incluso con aportes reducidos. De hecho, existen ya 2,3 Mha de olivar en condiciones de regadío, y a un buen número de las nuevas plantaciones se les dota de un sistema de riego. Eso sí, en casi todos los casos se aplica riego deficitario. Ello se debe no sólo a la frecuente falta de agua en las zonas olivareras, sino también a que la mayor productividad del cultivo, es decir, los mayores ingresos netos por unidad de agua consumida con el riego, se consiguen con estrategias de riego deficitario.
 Fernández, J.E.; Díaz-Espejo, A; Cuevas, M.V. (Grupo de Riego y Ecofisiología de Cultivos Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla -CSIC) __________________________________________________
Entre estas estrategias hay dos que están dando buenos resultados en el olivar: a) el riego deficitario sostenido, RDS (Goldhamer et al., 2006). Esta estrategia de riego consiste en aplicar un porcentaje reducido de las necesidades hídricas de la plantación, por lo que los árboles permanecen durante todo el ciclo de cultivo con un cierto nivel de estrés. Se consigue así que los árboles usen parte del agua almacenada en el suelo durante la época de lluvias, con el consiguiente ahorro en la dotación de riego. El éxito de esta estrategia consiste en que el nivel de estrés sufrido por los árboles no tenga un impacto excesivo en el rendimiento del cultivo; y b) el riego deficitario controlado, RDC (Chalmers et al., 1981). En este caso las dosis de riego que se aplican a la plantación se modifican en función de la sensibilidad de la planta a la sequía: se aumentan durante los periodos en los que el cultivo es más sensible a la falta de agua y se reducen, o incluso se eliminan, durante el resto del ciclo. En la Fig. 1 se muestra un ejemplo de una estrategia de RDC que usamos en nuestras plantaciones experimentales del sur de España. En el trabajo de Fernández y Moreno (1999) se describen otras estrategias de riego aplicadas al olivar, y en el de Ruiz-Sanchez et al. (2010) se resumen los resultados de trabajos relevantes publicados por otros autores.







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