07 diciembre, 2009

La crisis aboca al olivar a reconvertirse

Los bajos precios del aceite hacen que muchos olivareros se pasen poco a poco al cultivo intensivo, con menos costes y más rentable

Tras unos meses de subida por el efecto del almacenamiento privado, los precios del aceite de oliva han vuelto a caer y rozan ahora los dos euros. La rentabilidad, para el olivarero, cada vez es más difícil, lo que está haciendo que muchos se estén interesando en cómo reducir los costes de su explotación.

La jornada Aproximación a los costes del cultivo del olivo, celebrada en la Diputación de Sevilla la semana pasada en el marco de Oleum 2009 y en Carcabuey (Córdoba) el 17 de noviembre, ha servido para orientar al productor en este camino.

La cuestión de partida es el tipo de cultivo. Hay cuatro: el tradicional no mecanizable, que ocupa el 24% de la superficie y que se sitúa en zonas montañosas; el tradicional mecanizable, con el 50% del territorio (2,5 millones de hectáreas) y diseminado por toda Andalucía pero concentrado especialmente en Jaén; el intensivo, con el 24% y extendido sobre todo en Córdoba y Sevilla; y el superintensivo, que sólo cubre el 2% y que además de en el Valle del Guadalquivir está en Marruecos, Túnez y Portugal.

"Entre los dos extremos puede haber una gran diferencia en la recogida de la aceituna; en el tradicional puede costar entre 21 y 24 céntimos el kilo mientras que en el superintensivo se sitúa sólo entre 4 y 6", estima, de forma indicativa, José María Penco, ingeniero agrónomo de la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO). Hay que tener presente que la recolección supone entre un 30 y un 35% de todos los gatos de explotación del olivar.

¿Qué hacer? Las explotaciones de montaña, las no mecanizables, lo tienen difícil, porque las máquinas no llegan a esas zonas. La solución es, y ya lo prevé así la Ley del Olivar, una ayuda suplementaria que posibilite la conservación del medio. El mecanizable sí es reconvertible: puede funcionar con elementos mecánicos, "lo que ocurre es que al tener tres pies el olivo (los pies equivalen a los troncos) el vibrador que se usa para recoger la aceituna no puede agarrar el árbol al completo", dice Penco. En la plantación intensiva los olivos son de un solo pie, lo que facilita la acción del vibrador, y, además, la densidad por hectárea es mayor, de 200 a 300 árboles. "Poco a poco, los agricultores deben ir pensando en pasar a sistemas más intensivos y en ir arrancando por fases sus plantaciones", dice Penco. La inversión por hectárea, sin contar el arranque, puede ser de entre 6.000 y 8.000 euros. "Los gastos del arranque se compensan con la posterior venta de la madera", precisa el técnico de AEMO.

Dependiendo de si es más o menos intensivo, el margen de ahorro puede llegar, incluso, a los 2.000 ó 3.000 euros por hectárea. Penco señala que la crisis está haciendo que crezca el intensivo, pero no el superintensivo. ¿Por qué? "El superintensivo requiere de un fuerte gasto inicial y los gastos de explotación son mayores; a este sistema se han apuntado grandes inversores, pero ahora está parado porque la capacidad financiera es menor". Los detractores de este sistema -en el que las plantas, como la vid, están en seto y pueden concentrarse hasta 2.000 en una hectárea- dicen que su vida es corta, de unos diez o doce años, aunque no haya muchas pruebas de momento para comprobarlo. El intensivo, sin embargo, puede durar hasta medio siglo, lo que lo hace bastante más viable a largo plazo.

Otras soluciones de coste están en el tratamiento de suelo, "mejor con desbrozadoras que con herbicidas", los fitosanitarios ("sólo son necesarios dos o tres tratamientos al año"); o los abonos, para los que propone un uso "racional". La profesionalización es clave. Cada vez son más las empresas se servicios dedicadas a la tarea agrícola.
Fuente:diariode sevilla.es

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