23 julio, 2008

INVESTIGADORES DE LA UJA DESCUBREN QUE EL ACEITE DE OLIVA PREVIENE DE LAS INFECCIONES BACTERIANAS

Un grupo de científicos del área de Microbiología de la Universidad de Jaén, dirigido por Gerardo Álvarez de Cienfuegos López, ha descubierto el efecto protector del aceite de oliva en la prevención de infecciones producidas por microorganismos. La investigación destaca las ventajas del ‘oro líquido andaluz’ frente a otros tipos de grasas presentes en la dieta cuando se trata de prevenir enfermedades en las que interviene el sistema inmune. Este proyecto ha sido subvencionado por un convenio entre la Fundación Citoliva y la UJA.

El aceite de oliva es uno de los pilares de la llamada dieta mediterránea. España, y en concreto Jaén, es el primer productor mundial de aceitunas y, por consiguiente, de la obtención de aceite de oliva virgen y sus derivados. La existencia de esta grasa vegetal se conoce en toda la cuenca mediterránea desde antiguo, y hay pruebas de su uso en Egipto, Creta, Grecia antigua, etc. Este zumo de aceitunas se considera la grasa más saludable, por su gran contenido en ácido oleico y la elevada cantidad de polifenoles (un antioxidante natural). Diversos estudios han demostrado los beneficios del aceite de oliva en la prevención de enfermedades degenerativas como el Alhzeimer, y su actividad contra el envejecimiento. Asimismo, reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, aumentando el HDL o colesterol bueno.

Pero desde hace unos años, a este famoso ‘oro líquido’ le ha salido un potente competidor, las grasas que contienen ácidos grasos poliinsaturados de la serie omega-3. Éstos son ácidos grasos esenciales que el organismo humano no produce internamente, y que se encuentran en alta proporción en los tejidos de ciertos pescados, como el azul, y en algunas fuentes vegetales como las semillas de lino, los cañamones y las nueces. Se ha demostrado experimentalmente que el consumo de grandes cantidades de aceite que contengan ácidos grasos omega-3, aumenta considerablemente el tiempo de coagulación de la sangre, lo cual explica por qué en comunidades que consumen muchos alimentos con ácidos grasos omega-3 (esquimales, japoneses, etc.) la incidencia de enfermedades cardiovasculares es sumamente baja. Además, la formación de las placas de ateroma, que son células reunidas en la pared del vaso sanguíneo que forman una veta de grasa, tiene en su origen una respuesta inflamatoria, que se ve favorecida por la presencia de altos niveles de colesterol en sangre. De ahí que se asocie un efecto indirecto de la actividad antiinflamatoria de estos compuestos con la actividad protectora de los accidentes cardiovasculares.
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Entre las curiosidades de la muestra figuran unas grandes ánforas utilizadas para el transporte del aceite de oliva, un importante producto básico sin el cual el imperio no podía funcionar, ya que se utilizaba para cocinar, como medicina y para la iluminación. informador.com.mx

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