La Comisión Europea destinará 8 millones de
euros a la promoción del aceite de oliva español en el resto de la Unión
Europea y otros mercados como el del sudeste asiático, en el marco de
una campaña más amplia para dar a conocer la calidad de los productos
agroalimentarios europeos que recibirá un total de 36 millones de euros
de las arcas comunitarias.
Bruselas ha elegido un total de 22 programas en la UE, de los que
tres han sido propuestos por España: dos por la Organización
Interprofesional del Aceite de Oliva (OIAO) y un tercero por la
Organización Interprofesional de la Aceituna de Mesa (Interaceituna),
todos ellos de una duración de tres años aproximadamente.
La campaña de Interaceituna se centrará en los mercados de España,
Francia y Reino Unido y recibirá en tres años un total de 2.585.193
euros, la mitad del presupuesto total previsto (5.170.386 euros).
Por su parte, OIAO ha conseguido el apoyo para dos programas de
promoción pensados para diferentes mercados. El primero se dirigirá a
los consumidores de India y países del sudeste asiático y necesitará una
inversión de casi 5 millones de euros en tres años, de los que la UE
aportará 2.475.607 euros. El segundo plan se centrará en España y
contará con un apoyo europeo de 2.994.175 euros, para un gasto total de
casi 6 millones de euros.
Esta iniciativa comunitaria existe desde el año 2000 y pretende
apoyar la promoción y comercialización de los productos agroalimentarios
europeos en el resto de los Estados miembros y en mercados
internacionales de interés, con un máximo de 50 millones de euros cada
año.
En esta ocasión, Bruselas ha elegido 22 programas de los que 16 se
desarrollarán en el mercado interior y seis en terceros países. Las
arcas comunitarias desembolsarán cerca de 36 millones de euros, para
apoyar al 50 % el presupuesto total de estos programas, estimado en
71,94 millones de euros.
Fuente:europapress.es
El extra virgen extra virgen tiene rasgos fáciles de reconocer con los sentidos
Una cata de aceite de oliva es un reto a los sentidos: desde la
vista, que ve en la etiqueta europea un sello de calidad, hasta el tacto
poco acostumbrado a llevar el aceite a la boca y más a servirlo en el
platillo. El reto aumenta porque las características que por tradición
se le asignan al aceite extra virgen no son las que acompañan a los
productos de más alta calidad, pues el paladar latinoamericano ha
recibido tradicionalmente aceite de baja calidad, aunque lo haya dado
por algo fino, y podría estar acostumbrándose a ello.
Esta es
la causa por la que la asociación de productores de aceite de oliva de
Chile (ChileOliva) viaja por el mundo educando a los distribuidores,
chefs y consumidores sobre qué deben buscar en un aceite de oliva y
haciendo una advertencia: que la etiqueta diga “extra virgen” no
significa que lo sea.
“El fraude se produce mucho de Europa
para América Latina, porque la ley permite que se venda aceite virgen
como extra virgen”, señala Martín Torres, gerente comercial de la
empresa Bogaris y miembro de ChileOliva.
¿La razón? El proceso de
extracción es el mismo, pero lo que sucede antes marca diferencias
profundas entre la calidad de un aceite virgen y uno extra virgen:
ninguno tiene ingredientes adicionales, pero el extra virgen es mejor.
Torres
explica: “La diferencia está en el cuidado y en los procesos. El
prensado da un aceite de mala calidad porque adiciona oxígeno y otros
contaminantes. En todas las plantas de Chile, como son
nuevas,
trabajamos con la última tecnología, la de extracción en frío, un
proceso que se desarrolla a no más de 28°C. Además, recolectamos la
fruta sin que caiga al suelo, se lava y se produce no más allá de 24
horas desde que se recolectó. Tenemos grandes campos y nuestras fábricas
dentro del campo, entonces vamos produciendo el aceite a medida que lo
vamos cosechando”. De acuerdo con este experto, no deben pasar más de 24
horas entre la cosecha y la extracción, porque la oliva se empieza a
descomponer. “En Europa hay muchos campos pequeños que trabajan como
cooperativas con una sola fábrica, todos cosechan al mismo tiempo, se
producen cerros de fruta y la planta los acopia una semana o un mes”,
asegura.
Luego se dan los errores de manejo por parte del
consumidor: el aceite no se debe almacenar por largas temporadas, porque
la juventud es un valor importante para la calidad. Además, se debe
mantener alejado de la luz, a una temperatura fresca –no fría– y
tapado, para que no pierda sus propiedades.
Como un catador experto
Con
este conocimiento como base, llegó la hora de catar el aceite de oliva.
Tome el producto que tiene en su cocina y huélalo: que tenga el aroma
de siempre no significa que esté bien.
“Sin necesidad de ser un
catador, el olor del aceite de oliva sensorialmente a uno le dice si
está bueno o está malo, es agradable o desagradable: debe oler afrutado,
con el olor propio de cada variedad de oliva. Por ejemplo, la picual
huele a tomate, la arbequina huele a alcachofa y así cada una tiene su
aroma natural. En cambio, si percibe olores más parecidos al barniz, ese
no es un aceite extra virgen”, sentencia.
Para diferenciarlos,
coloque al menos una cucharada sopera de diferentes tipos de aceite en
recipientes iguales e identifique cada uno con colores o señales de
marcador. Pueden ser recipientes oscuros, porque el color del aceite no
influye en su calidad.
Luego bébalo y con los dientes apretados
aspire aire por la boca para que el aceite llegue a su garganta. “Debe
sentirse picante, cuanto más picante más joven el aceite. Nunca debe ser
amargo o tener mal sabor, porque así contamina su comida”, dice Torres.
Ya tiene las pautas para preparar su cata, ahora anímese a probarlo y utilice sus sentidos.
Fuente:elfinancierocr.com