Una publicación augura el fin del modelo oleícola actual y abre nuevas perspectiva para esta grasa
La salud es el bien más preciado y este es el
argumento principal para el futuro del aceite de oliva. Un sector que
está atravesando un «momento regular», como lo define el director de la
Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO), José María Penco,
coautor del libro El fin del sector oleícola (tal y como lo conocemos),
coordinado por Rafael Cárdenas, ingeniero industrial, y editado por GEA.
El libro, que se presentó ayer en el Rectorado, es, según Cárdenas,
«una reflexión en voz alta de diferentes autores» (en total son trece
los que participan en la obra en diferentes campos) para analizar cómo
será el olivar dentro de una década. Lo que más preocupa actualmente,
para estos expertos, son el nivel de precios y la transformación de la
industria y el cultivo, factores que determinarán el futuro del aceite
de oliva virgen extra. Un cambio que será «abismal», según Cárdenas,
tanto para los productores, transformadores como para los consumidores,
lo que conllevará que «se pagará más por el producto», un producto que
tiene un plus más que otras grasas, el plus de la salud.
En un momento en que los precios están bajando, sin ninguna razón
aparente, «solo por los nervios», según apunta José María Penco, el
futuro se encuentra en la calidad de este producto, produciendo
principalmente aceite de oliva virgen extra, pero buscando la
rentabilidad no solo en la venta de aceite, sino impulsando ingresos
adicionales a través de la promoción del oleoturismo y mejorando la
gestión de subproductos tales como el alperujo y el hueso de la
aceituna.
Uno de los elementos principales para la difusión del aceite de oliva
es la dignificación del producto, como subraya el director de AEMO,
abandonando los aceites refinados y difundiendo el auténtico valor del
aceite de oliva virgen extra, la salud, el factor diferencial que hace
que aumente las ventas de aceite a nivel mundial, y que su precio sea
mayor. El secreto, producir aceite de oliva virgen extra y virgen en un
80%, adelantando la recolección y disminuyendo los costes con cultivos
en seto e intensivo.
Las conclusiones, tras los planteamientos de los trece capítulos,
debate en el que participaron, entre otros, Belén Luque, presidenta de
la Asociación Cordobesa de Almazaras Industriales (Acora) o José Cano,
consejero delegado de Canoliva, y moderado por Ricardo Domínguez,
director gerente del Patrimonio Comunal Olivarero, fueron más que
esperanzadoras. El consumo de aceite de oliva virgen extra en el mundo
supone solo el 3% de las grasas. Y este es su punto fuerte, según
Cárdenas, pues es «el campo de mejora más importante que existe a nivel
mundial, un 97%».
Y estas descomunales expectativas de crecimiento se pueden volver
reales cuando se conocen los beneficios sobre la salud, lo que asegura
su consumo en el mundo.
Fuente:diariocordoba.com
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