05 junio, 2017

Reconversión agraria en Osuna: del trigo al olivar

Numerosas fincas piden a Medio Ambiente la autorización del cambio de cultivo por la poca rentabilidad

Un goteo de solicitudes a la consejería de Medio Ambiente publicadas en el BOJA en los últimos meses desvela una realidad en el extenso término de Osuna (400.000 hectáreas): sus fincas sembradas de trigo están sustituyendo este cultivo de cereal por el del olivo. Así lo explica el responsable de la Cooperativa Santa Teresa de la villa ducal, Diego Angulo. Las razones: la falta de rentabilidad y el cambio climático.
En la campiña de Osuna hay unas 20.000 hectáreas de olivo y 27.000 de herbáceos, pero la situación se dará pronto la vuelta: «Los cultivos herbáceos (trigo, cebada y girasol) no van. La media de la lluvia en los últimos cinco años es muy escasa, y en 2017 apenas ha llovido», explica este agricultor. «Además, el régimen de viento solano [levante], su fuerza y las temperaturas han dejado muchas cosechas a cero o con calidad para pienso», completa su descripción. «Todo el que tenía asegurados los cultivos de herbáceos en Osuna ha pedido la declaración de siniestro. Desde diciembre el año ha sido un desastre», apostilla Angulo.
En cambio, el olivar ofrece más versatilidad para adaptar las campañas a las oscilaciones climáticas –se puede optar por el verdeo o por el aceite, por ejemplo, con la variedad hojiblanca, predominante en Osuna–. Además, este cultivo genera mucho más empleo en el campo, por lo que la sustitución de cultivos de cereal por
otros denominados sociales también es una demanda histórica de los sindicatos del campo. El responsable de Santa Teresa aporta que una hectárea de trigo se traduce en 1,5 peonadas, mientras que la misma superficie de olivar produce entre 30 y 35, a lo que hay que sumar el empleo indirecto: industrias asociadas de aceituna, aceite o envasado.
Los asociados a esta cooperativa son además pequeños agricultores (con fincas de menos de 10 hectáreas en el 60% de los casos, indica Angulo), ya que la estructura de latifundio se ha ido quebrando «al ir repartiéndose las herencias familiares entre descendencia numerosa», apostilla.
El inconveniente para esta reconversión lo suponen las 38.000 hectáreas de zona protegida para aves (ZEPA) del término de Osuna. Las especies protegidas, fundamentalmente avutardas y que Angulo censa en 108, pueden vivir y reproducirse en los trigales, pero no en los olivares, de ahí que este cambio de cultivo tenga que solicitarse a la Consejería de Medio Ambiente.
«Llevamos 3.000 años conviviendo con las aves y 38.000 hectáreas son muchas. Solo necesitan los alrededores de las lagunas, que vamos a seguir respetando, pero no podemos convertir la campiña en una estepa», se queja Angulo tanto de la visión conservacionista como del papeleo para cambiar de cultivo.
Fuente:elcorreoweb.es

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