Los olivos comienzan a soltar las aceitunas para sobrevivir, porque no tienen agua para beber
Da rabia ver los olivos. Con lo buena que había sido la floración, al
final se ha estropeado. Los agricultores ya lo intuían cuando pedían
paciencia y cautela ante los importantes niveles de polen que se
registraban en Jaén. Sabían que los árboles tirarían mucho fruto al
suelo cuando se vieran en la dicotomía de sobrevivir. En realidad, no es
más que una cuestión de supervivencia. El olivo sabe que cargado de
aceituna no es capaz de pasar todo el verano. Por eso, antes de dejarse
morir, comienza a enegrecer el fruto para que se le caiga.
“Cada
día que pasa tenemos más clara la pérdida de la futura cosecha. En la
Unión de Pequeños Agricultores de Jaén teníamos previsto esperar hasta
finales de junio para hacer un balance de la primera fase del cultivo.
En cambio, ya se ve con claridad. Lleva mucho tiempo sin llover. Nos
faltan 100 litros que deberían haber llegado en mayo o en junio. En
cambio, los hemos perdido. Además, tal y como está la meteorología,
intuímos que no llegará”, afirma Cristóbal Cano, secretario general de
UPA en Jaén. Además, continúa: “El olivo hace descartes superiores de lo
que esperábamos. Tira aceituna para sobrevivir. De ahí que, como mucho,
tenemos ya como techo una cosecha similar a la del año pasado. Y habrá
que esperar para ver lo que ocurre en los meses de verano y en el
otoño”.
Además, cuando no llueve en el campo jiennense, la
diferencia entre agricultores “ricos y pobres” aumenta. Los productores
que cuentan con regadío en sus fincas se afanan por regar, ya que saben
que el aceite de oliva tiene un precio alto y que, posiblemente, también
contará con una buena cotización durante la próxima campaña. De ahí que
aspiran a sacar hacia adelante el mayor volumen de kilos de sus fincas.
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