En frontera natural entre Cataluña y la Comunidad Valenciana existe un territorio
surcado por el río Sénia donde se acumula la mayor densidad de oliveras milenarias
de todo el planeta. Gracias al inventario hecho y actualizado por la Mancomunidad de la Taula del Sénia, actualmente hay censados más de 4.800 olivos que superan los
3,50 m. de perímetro de tronco a 1,30 m. del suelo, dimensiones que revelan su
antigüedad y monumentalidad, repartidos por 27 municipios. Su presencia configura el
paisaje, un mosaico de árboles y piedra seca, conocido como "el mar de olivos".
Siglo tras siglo el olivo ha ido conviviendo con los pobladores de la comarca, creciendo
con sus paisanos, que han cuidado, tratado y protegido este inestimable regalo. Esos
pobladores, junto a sus oliveras son el foco de ésta colección fotográfica, una serie de
15 retratos buscando a las generaciones más mayores, queriendo dejar constancia de
su duradera e íntima relación. Son los propietarios, los vecinos, los agricultores, los
verdaderos protagonistas de esta feliz simbiosis. Gentes entrañables, amables con el
forastero, siempre dispuestas a colaborar desinteresadamente a la vez que orgullosas
de su terreno, de su entorno. Es mi particular homenaje a esta ancestral cultura.
Durante las sesiones fotográficas pude observar la sencillez y proximidad de una
gente desprendida pero muy próxima. Algunos de ellos destilan sabiduría en forma de
respeto, de tradición, de
disciplina. Sus poses, sus miradas limpias y directas le hacen
a uno sentirse parte del paisaje, del planeta. Son octogenarios llenos de vida, de
experiencia, los cuales charlan reposadamente, sin falta de sentido del humor,
contando mil y una experiencias y anécdotas relacionadas con el campo, con la tierra,
con sus oliveras que me han transportado a un tiempo no tan lejano donde la
tecnología era una distracción y el trabajo manual un modo de supervivencia.
Son un total de quince retratos de habitantes de la zona; de Ulldecona, Alcanar, La
Galera, La Sénia, Canet lo Roig, Traiguera y La Jana, todos ellos pueblos
pertenecientes a esta singular comarca: el Territorio Sénia.
Quince paisanas y paisanos orgullosos de su terruño, de su paisaje, en definitiva de su
herencia. Su amabilidad, y a veces comprensión han sido la clave de esta colección,
inspirada en las oliveras milenarias y sus vecinos, el ser humano. Muchas gracias a
todos y cada uno de ellos.
Guillermo Domeque Emo.
Fotógrafo
www.willydomeque.net
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