¿Qué tienen en común el chocolate, las frutas, los cítricos y los vegetales? Que juntos huelen a tomate. Por extraña que parezca, la afirmación tiene una explicación científica y reside en la composición molecular, que se ha revelado como la llave de un inmenso cielo abierto de combinaciones gastronómicas.
El responsable de este descubrimiento se llama “Foodpairing”, un innovador y meticuloso método liderado por el biólogo belga Bernard Lahousse,
quien se ha dedicado a elaborar una base de datos con la estructura de
más de 1.300 alimentos y bebidas para determinar cuáles tienen
componentes aromáticos comunes.
¿Y por qué el aroma? Porque el olfato es responsable del 80 por
ciento de nuestras habilidades gustativas. Para comprobarlo, sólo
tenemos que recordar lo poco o nada que saboreamos los alimentos cuando
estamos congestionados, o bien hacer una sencilla prueba: tomar algo con
la nariz tapada y, mientras todavía está en la boca, soltarla.
Notaremos la diferencia.
El sistema de “Foodpairing” ya ha sido aplicado en la elaboración de perfumes y utilizado por reconocidos chefs como Andoni Aduriz (del Restaurante Mugaritz), Gert De Mangeleer (del Hertog jan, en Bélgica) o Claude Bosi (del Hibiscus,
en Reino Unido). Prestigiosa lista a la que ahora se suman los primeros
aceites sometidos a este análisis en el mundo, la colección Reserva Familiar virgen extra de las variedades picual y arbequina, elaborados por Castillo de Canena.
El método identifica qué
alimentos conjugan mejor entre ellos, de acuerdo con los que comparten
los principales componentes aromáticos. Y he aquí que volvemos a
encontrar nuevas revelaciones. Porque resulta que surgen sugerentes
combinaciones como la de caviar con chocolate blanco y aceite arbequino;
sardinas con soja y picual; gazpacho de fresas con arbequino y tomate;
arbequino con zanahorias, plátano, fresas o manzanas; picual con
cardamomo, melocotón, aguacate, ostras o caviar. La combinación óptima
de alimentos que realzan sus propiedades entre sí equivale a la
posibilidad real de encontrar nuevas experiencias gastronómicas sin
demasiado temor a equivocarnos.
De esta apuesta por la perfección surgen propuestas de recetas de
bizcocho de kunquats con zumo de naranja colado y arbequino; de
cardamomo con picual y vainilla, o de chocolate con avellanas y
arbequino, variedad adecuada también para el “bloody mary”,
para un plato con salmón y caviar o una crema de zanahorias con
crujiente de bacon y semillas de sésamo. Y para el picual, ¿cómo suena
un lomo de cerdo con Cointreau y guarnición de huevo hilado? Seguro que no tan bien como sabe.
El elenco de maridajes obtenidos con la aplicación del “Foodpairing”
al aceite picual y arbequino se ha representado en un árbol con las
posibles combinaciones por grupos de alimentos: carnes, pescados,
hierbas y especias… Todos ellos son adecuados, pero cuanto más cerca
está el punto de la rama del centro del cuadro, mejor será el maridaje.
De este modo, en un simple vistazo tenemos información de los alimentos
que mejor combinan con los dos aceites. A partir de ahí, a probar y a
disfrutar. Si se quiere.
Fuente:informativos.net por @MarVillasante
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