Los olivos del jardín de Jerusalén venerado por los cristianos como el lugar donde Jesucristo rezó antes de ser crucificado han sido datados con al menos 900 años de antigüedad, según un estudio publicado el viernes.
Los
resultados de las pruebas hechas a los árboles del Jardín de Getsemaní no han resuelto la cuestión de si los nudosos árboles son los mismos que
acogieron a Jesús, donde la Biblia dice que rezó y fue posteriormente
traicionado por Judas, porque los olivos pueden renacer de sus raíces
tras ser cortados, según los investigadores.
"No podemos descartar
la posibilidad de que hubiera una intervención para rejuvenecerlos
cuando dejaron de ser productivos o si los dejaron secar", dijo el jefe
del equipo investigador, el profesor Antonio Cimato en la presentación
de los resultados en Roma.
"Pero
déjenme decir algo: no hay ninguna cita de literatura científica de
plantas de mayor edad que nuestros olivos. Nuestros olivos están entre
los árboles de hoja ancha más antiguos del mundo", dijo Cimato.
La
datación por carbono mostró que las muestras tomadas de las partes más
antiguas de los troncos de tres de los ocho árboles provenían de 1092,
1166 y 1198, según el estudio realizado por el Consejo Nacional de
Investigación de Árboles de Italia y el Instituto de la Madera, además
de por académicos de cinco universidades italianas.
A los otros
cinco árboles de Getsemaní, que significa "prensa de aceite" en arameo,
el idioma hablado por Jesús, no se les pudo realizar la prueba por estar
demasiado anudados como para que sus troncos pudieran ser ahuecados,
con sólo las partes más jóvenes a la vista.
Referenciado en varias
ocasiones en el Nuevo Testamento, el olivar está al pie del Monte de
los Olivos en Jerusalén, un lugar importante para las religiones
cristiana, judía y musulmana.
Aún así, a pesar de su larga edad, el estudio mostró que los árboles se encontraban en excelente salud y no se habían visto afectados por la contaminación de la zona.
El
análisis de su ADN halló que habían sido sembrados a partir de una
misma planta, posiblemente con la intención de preservar un particular
linaje, según los investigadores.
Pierbattista Pizzaballa, que es
el Custodio de la Tierra Santa en la orden franciscana que mantiene el
lugar, dijo que esto podría mostrar un intento deliberado de transmitir
un precioso patrimonio a las futuras generaciones.
"La cuestión no
es si estos son los árboles genuinos, sino si este es el lugar al que
se hace referencia en el Evangelio. Y este es el lugar, sobre eso no hay
dudas", dijo Pizzaballa.
Fuente: Reuters
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