El Instituto de Desarrollo Rural impulsa un censo olivícola para establecer la cantidad de hectáreas implantadas con olivos, las variedades y la edad y situación social de los productores, lo que permitirá establecer: al Gobierno, políticas sociales; al sector privado, contar con valiosa información para establecer estrategias de mercado.
Luego de ocupar durante décadas el primer lugar en cantidad de hectáreas implantadas con olivares -en 1990 había 29.600 hectáreas- Mendoza fue perdiendo espacios frente a otras provincias en la producción olivícola. Dos fenómenos se potenciaron para que ello ocurriera.
El primero de ellos, la erradicación de miles de plantas como consecuencia de la baja de precios de la aceituna, aspecto en el que influyó también una fuerte campaña en contra del aceite de oliva y, en segundo lugar, por la fuerte implantación de viñedos en otras provincias, favorecidas por distintas desgravaciones impositivas. En ese marco, Mendoza ocupa el cuarto lugar en hectáreas implantadas, detrás de Catamarca, La Rioja y San Juan.
En los últimos años la situación tendió a modificarse. Por cuestiones climáticas -una gran amplitud térmica entre el día y la noche- y por sus características químicas, organolépticas y sensoriales, el aceite de oliva mendocino está calificado como de superior calidad que en el resto de las provincias, alcanzando los niveles exigidos a nivel internacional. Ello generó que en la Legislatura provincial se aprobara un proyecto de denominación de origen Mendoza, al aceite de oliva virgen extra, que se elabora en la provincia.
El dato es importante y el mejor ejemplo se da en España, que otorga una certificación especial, a través de especialistas, al aceite de oliva de exportación, a la vez que realiza un seguimiento satelital de los barcos que lo transportan a través del océano, a los efectos de evitar adulteraciones.
Esa característica especial del aceite de oliva mendocino generó que las empresas profundizaran los estudios para mejorar la calidad y ya se está trabajando en varietales de olivos y, paralelamente, desarrollen eventos, como la Ruta de la Gastronomía Olivícola, que se organiza por tercer año consecutivo, impulsando un acercamiento de los consumidores hacia la degustación de platos especiales preparados con aceitunas o aceite de oliva.
Paralelamente, se ha concretado una fuerte implantación de olivares en distintas zonas de la provincia, como consecuencia de la fuerte inserción del aceite de oliva mendocino en los mercados internacionales lo que ha permitido llevar, de los 7 millones de dólares exportados en 2004, a los 22 millones de la moneda estadounidense en 2005, con expectativas crecientes -de alrededor de un 20 por ciento anual- tanto en exportaciones como en el mercado interno, según estiman los propios industriales.
Los datos aportados por el Instituto de Desarrollo Rural, determinan que, en 2005, la producción de aceitunas aportó el 4 por ciento del Producto Bruto Agropecuario Provincial, a la vez que resultó ser una de las actividades más demandantes de mano de obra, después de la vid.
En el marco señalado, cobra importancia la iniciativa del IDR, de impulsar en la provincia un Censo Olivícola, el que se implementará a partir del próximo mes y que tendrá como objetivo actualizar la cantidad de hectáreas con olivos y recabar información socioproductiva, para favorecer la toma de decisiones, tanto en el ámbito estatal como en el privado.
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