¿A qué se asocia la palabra tetrabrick? Normalmente a lácteos, zumos y vinos -estos últimos generalmente de gama baja-. Otros productos que emplean este tipo de envase, aunque no tan tradicionales como los anteriores, son salsas, sopas, cremas y otros comestibles preparados. ArteOliva, una pyme afincada en Palma de Río (Córdoba), nació en 1999 con una apuesta muy concreta: añadir a la lista el aceite de oliva virgen extra, uno de los productos estrella del sector agrario español.
La compañía nació con el capital de cinco socios, al que después se unió la firma de capital riesgo Talde, que posee el 12%. "Queríamos crear una empresa que rompiera con lo que se venía haciendo en el sector aceitero", cuenta Felipe Silvela, consejero de la empresa. "El del aceite es un sector maduro. Nosotros pretendíamos diferenciarnos de la competencia ofreciendo productos innovadores, que no pierdan sus cualidades por el proceso de envasado". Y se les ocurrió hacer lo que nadie había hecho antes: envasar el aceite en tetrabricks. ¿Por qué? Investigaron el tema y comprobaron que varios estudios, entre ellos algunos del Instituto de la Grasa -dependiente del CSIC-, demuestran que el aceite sufre un fuerte proceso de fotooxidación y la pérdida paulatina de sus valores nutricionales si se conserva en un envase que permita el paso de la luz y el aire. El tetrabrick aporta en este sentido mejoras respecto a las botellas de plástico o vidrio. "El brick multicapa, aunque resulte más caro, es prácticamente impermeable al aire, es opaco y no deja bolsas de aire. Perfecto para conservar las características organolépticas del aceite", subraya Silvela.
La idea a transmitir es que el tetrabrick es sinónimo de ausencia de colorantes, conservantes y potenciadores de sabor. Es decir, de calidad superior. Los alimentos que comercializan, asegura Silvela, mantienen las mismas cualidades nutricionales, sabor y aroma que cuando fueron envasados. Pero introducir en unmercadomaduro una nueva marca es complicado, sobre todo por las severas condiciones que imponen las grandes distribuidoras. Y más aún en el caso de ArteOliva, que tuvo que luchar contra los valores que se asocian en España a los tetrabricks. Este tipo de envases se suelen relacionar con los productos de menor precio. "Cuando salimos al mercado, gente muy autorizada del sector hacía sus apuestas: creían que duraríamos seis u ocho meses. Pero han pasado 10 años y aquí seguimos", dice Silvela con una amplia sonrisa.
Sin embargo, la cosa no fue fácil. Tras aventurarse en una costosa e infructuosa campaña publicitaria dirigida a convencer al consumidor de las bondades del envase en cuestión, se llegó a la conclusión de que en el mercado nacional no llegarían muy lejos. Decidieron entonces concentrarse en la exportación y diversificar la producción. "Nos dimos cuenta de que el aceite de calidad es una especie de oro líquido en el mercado exterior, que además está infraexplotado", comenta Silvela. "Su consumo potencial fuera de España es enorme. Sólo los italianos han sabido crear redes apropiadas de distribución internacional".
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