La batalla entre la marca blanca y la marca del fabricante de aceite de oliva puede perjudicar a todo el sector, según advirtió ayer el presidente de la patronal de los envasadores (Anierac), Pedro Rubio.
En alguna categoría, como el aceite de oliva refinado, la participación de la enseña de la distribución llega al 78%.
Incluso, en el aceite de oliva más noble, como el virgen extra, el peso de la marca blanca ya alcanza entre al 45% y al 50%. «Los productos tendrán que convivir, pero creo que la marca blanca no debería tener más del 50% del mercado», añadió Rubio. «La marca del fabricante impulsa al empresario a invertir e innovar», recalcó el ejecutivo, aunque reconoció que la enseña del distribuidor ha contribuido a sumar consumidores, como los inmigrantes.
En relación con la nueva política comercial de Mercadona, que implica la eliminación de referencias para abaratar costes, Pedro Rubio reconoció que es «una decisión legítima» e insistió en que fabricantes y distribuidores deben mantener diálogo porque se necesitan mutuamente.
Por su parte, José Pont, presidente de la Asociación Española de la Industria y Comercio Exportador de Aceite de Oliva (Asoliva), alertó de que una participación muy elevada de los aceites de marca blanca en el mercado puede tener un impacto negativo en la inversión y el empleo. A su vez, puede devaluar la imagen del aceite español en el mercado mundial.
Ventas
Esta discusión se enmarca en un ambiente de crisis, el año pasado, las ventas de aceite de oliva cayeron un 6,20% en el mercado interior, hasta 533.900 toneladas, según los datos de Anierac. Por el contrario, la exportación sumó 662.900 toneladas, un 8,3% más. En conjunto, las ventas totales pasaron de 1,179 millones de toneladas en 2007 a 1,196 millones de toneladas el año pasado.
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