Los científicos realizarán una prospección del territorio en búsqueda de árboles centenarios e intentarán determinar las condiciones ideales para cada variedad
¿Podría albergar grandes
plantaciones de olivo, similares a las ya existentes de albariño? Esa es
la pregunta que se ha propuesto responder el grupo de Viticultura y
Olivicultura del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Esta institución tiene cinco delegaciones en Galicia, y la de
Pontevedra (ubicada en la Misión Biológica) quiere sentar las bases para
un futuro aprovechamiento comercial del aceite de oliva en Galicia. A
lo largo de los dos últimos años centraron sus esfuerzos en la provincia
de Ourense y la franja oriental de la de Lugo, con atención especial al
valle de Quiroga, y a partir de ahora quieren sondear a fondo otros
territorios, entre ellos O Salnés.
Dado que a menudo las
comarcas donde se ubican el olivar y el viñedo son de características
similares, es probable que la planta arraigue bien en la arousana.
Además, hay que tener en cuenta que ya existen plantaciones en O Salnés
(sobre todo en Meaño y Sanxenxo), y que la principal empresa gallega del
sector, Aceites Abril, impulsó en su día una gran plantación en el
monte Castrove, aunque en ese caso en la ladera de la ría de Pontevedra.
La directora del grupo de Viticultura y Olivicultura del CSIC,
Carmen Martínez Rodríguez, señala que "en O Salnés hay olivos
centenarios dispersos", y que en lo que queda de año y en los primeros
meses de 2018 se realizará una extensa prospección de campo para
intentar localizar más ejemplares. En estos momentos, el CSIC tiene
marcados 70 árboles centenarios de variedades autóctonas en Galicia.
"Cuando empezamos pensábamos que no habría más de una docena", agrega
Carmen Martínez.
Este trabajo de investigación científica puede
tener consecuencias económicas. De hecho, hace apenas un mes el
Ministerio de Agricultura reconoció dos variedades autóctonas gallegas:
la "brava gallega" y la "mansa gallega". Se trata de variedades que no
existen en ninguna otra parte -incluso se ha cotejado su ADN con el de
otras similares-, y el reconocimiento del Ministerio permitirá en un
futuro comercializar el aceite que se produzca con estas variedades,
especificarlo en el etiquetado, e incluso promover una eventual
denominación de origen.
Si esto sucediese, sería la segunda vez
que apenas 30 años que este departamento del CSIC estaría detrás de una
revolución en el campo arousano. Carmen Martínez ya formaba parte del
equipo que en 1986 empezó a investigar sobre la uva albariña. "En ese
momento no había ninguna gran plantación de albariño. No existía
denominación de origen. Estaba todo por hacer".
"Los primeros
clones certificados de albariño -añade Martínez- ya se venden en
exclusiva a la denominación de origen Rías Baixas. Esos clones los
seleccionó el CSIC y son el resultado de 30 años de trabajo". En opinión
de esta bióloga asturiana, hay razones para pensar que "con el aceite,
se puede repetir la historia de la vid".
Fuente:farodevigo.es
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