Junto a estas conclusiones, recogidas en el artículo 'Pollen-mediated gene flow and fine-scale spatial genetic structure in Olea europaea subsp. europaea var. Sylvestris' y publicado en la revista Annals of Botany los expertos apuntan también que esta elección influye a la hora de los cruzamientos, dado que permite disponer de información para localizar acebuches que no están emparentados entre sí a la vez que se maximiza la variabilidad genética que se obtenga de dichos cruces.
Científicos del Centro Ifapa Alameda del Obispo de Córdoba han determinado que los olivos silvestres o acebuches prefieren ser fecundados por plantas lejanas a su lugar de origen y situadas, a veces, a centenares de metros de distancia. Estas preferencias de reproducción garantizan una mayor variabilidad genética de esta especie y aportan a los expertos herramientas y estrategias para planificar estrategias de conservación y uso de los recursos genéticos silvestres de olivo.
Junto a estas conclusiones, recogidas en el artículo 'Pollen-mediated gene flow and fine-scale spatial genetic structure in Olea europaea subsp. europaea var. Sylvestris' y publicado en la revista Annals of Botany los expertos apuntan también que esta elección influye a la hora de los cruzamientos, dado que permite disponer de información para localizar acebuches que no están emparentados entre sí a la vez que se maximiza la variabilidad genética que se obtenga de dichos cruces.
De este modo, dispondrán de nuevos conocimientos para mejorar la conservación de los recursos genéticos de este pariente silvestre del olivo cultivado, que se caracteriza por tener un fruto más pequeño, con menos grasa y no está seleccionado para tener una mayor producción. Para poner en marcha este trabajo, basándose en trabajos de prospección de acebuches, los expertos seleccionaron un área de acebuches situado en las proximidades de la población gaditana de Alcalá de los Gazules. “Ésta es una de las zonas en España donde más poblaciones de acebuches silvestres y al mismo tiempo existe poca presencia de variedad de olivo cultivada”, explica a la Fundación Descubre la investigadora Angjelina Belaj, responsable del estudio.
Estudio con más de 200 árboles
Para llevar a cabo el estudio, los expertos realizaron un método directo de medición del flujo directo por polen en una población de acebuches formada por más de 225 árboles. Entre ellos, se seleccionaron cinco plantas madres y de cada una de ellas se recogieron una veintena de semillas.
Posteriormente, extrajeron el ADN de las hojas y compararon los perfiles moleculares de todos los árboles incluidos en este trabajo de investigación. El siguiente paso fue realizar un ‘test de paternidad’ a las plantas procedentes de la germinación de las semillas recogidas de las cinco madres con el fin de determinar la procedencia del polen. “Las ‘madres’ de los olivos silvestres las teníamos localizadas, así que nos tocaba encontrar a los ‘padres’ y comprobar si eran de la misma población o de fuera del área del estudio. Desconocíamos el origen, pero sí sabíamos que eran de otros acebuches porque no había olivos cercanos”, detalla Belaj.
Tras realizar esta búsqueda, los expertos obtuvieron que el 57% de las semillas tenía al polen fuera de su zona, mientras que el 43% restante había sido germinado con polen de plantas cercanas. “Este porcentaje podría indicar que el acebuche prefiere en gran parte el polen que viene de más lejos. Si de las semillas estudiadas más de la mitad de los arbustos fueron polinizados por polen ajeno, sería interesante poner el foco también en otras poblaciones cercanas para conocer su procedencia. Ese será nuestro próximo objetivo”, avanza la responsable de este estudio. Además, otro dato que arroja esta investigación es la distancia media a la que se encontraba el árbol ‘padre’. “Según los resultados obtenidos, cuando el polen viene de la misma población era de 107 metros. El polen puede volar muy lejos y aunque la media supera los 100 metros, tenemos casos de acebuches que han recibido polen que procedía de una distancia de hasta 200 metros”, concreta Belaj.
Este proyecto, en el que han colaborado investigadores internacionales de Italia y Croacia, ha sido financiado por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) del Ministerio de Agricultura. Con el objetivo de ampliar los conocimientos adquiridos en este estudio y realizar una prospección más amplia, los responsables de este trabajo tienen previsto estudiar otras poblaciones de acebuches ubicadas alrededor de las madres y ver qué sucede entonces. Asimismo, están trabajando en la creación de un Banco de Germoplasma del Acebuche.
Fuente:ecoticias.com
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