31 marzo, 2017

Maquila, la costumbre de obtener aceite con las propias aceitunas

Una almazara artesanal de la Axarquía, con molino de piedra, sobrevive ofreciendo este servicio a olivareros de toda Andalucía

El tiempo lo cambia todo. Cambia a las personas y las costumbres. Hasta tradiciones que parecen inamovibles terminan por desaparecer casi por completo. Pero algunas vuelven a resurgir con los años. En el mundo del olivar, uno de los más representativos de Andalucía y por supuesto de Málaga, ya que se trata del cultivo más importante de la provincia, hubo una época no tan lejana en la que era una costumbre habitual en muchas familias con olivos destinar parte de la producción de aceitunas a producir aceite de oliva propio para consumir en la casa. La aparición de las cooperativas olivareras supuso un cambio en esta tradición. Los agricultores entregaban el fruto, pero no recibían su propio aceite. Muchas familias optaron entonces por acudir a almazaras privadas para obtener el zumo de sus aceitunas. Esa tradición se ha conocido como maquila, que no es otra cosa que la porción que corresponde al molinero por la molienda para producir su propio aceite, una práctica que vuelve a recuperar adeptos en Málaga a pesar de que cada vez son menos las almazaras que prestan este servicio.
Si a la maquila se le une un proceso de elaboración a la manera tradicional artesanal, con prensa -molino de piedras-, el encanto es ya total, aún cuando son muchos los que consideran que los aceites actuales, elaborados con sistemas modernos, son mejores.

Aceite antiguo
En la provincia de Málaga sólo una almazara con prensa de piedras se dedica desde hace años a la producción de aceite a maquila. Está ubicada en El Trapiche, en el municipio de Vélez-Málaga y tiene clientes de toda Andalucía. «Hay muchos que llevan su producción a la cooperativa a la que pertenecen, pero traen a mi molino parte de la cosecha para que le elaboraremos su aceite propio para el consumo familiar porque los hacemos de manera totalmente artesanal», explica Manuel Muñoz Marín, propietario de Aceiteprensa.
A sus 86 años, Manuel no deja de ir un sólo día a la fábrica que montó durante la segunda mitad del siglo pasado, aunque ya sólo trabaja su propia cosecha de aceitunas y el aceite a maquila de aquellos que añoran los aceites de oliva de antes.
En sus orígenes la maquila era un trueque. De manera, que el molino se quedaba con parte del aceite. Con el transcurso de los años, ese porcentaje se ha sustituido por el pago de una cantidad a la almazara que muele las aceitunas. De este modo, el olivarero se lleva toda la producción de aceite correspondiente a las aceitunas que ha llevado, con la certeza además de que se trata del zumo obtenido de su cosecha.
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