Y como las casualidades no suelen ser una tónica en las grandes empresas, ya hay quien empieza a pensar que el error de cada DIA no lo es tanto y que la empresa prefiere pagar una multa dentro de no se sabe cuánto tiempo a perder ahora la posibilidad de atraer clientes con ventas a pérdidas.
Y si este tipo de actuaciones son lamentables en cualquier sector, que se haga justo cuando el aceite empieza a retomar los precios en origen y dar rentabilidad a los productores parece especialmente cruel. En especial porque si empieza uno, le seguirán pronto el resto y al final se volverá a banalizar un producto que ha costado muchos años y esfuerzos volver a poner en lo más alto de rentabilidad y de imagen.
Por eso, la AICA debe actuar con más celeridad. Es cierto que debe investigar y respetar los tiempos y procesos, pero las cosas de palacio nunca deben ir tan despacio, porque el trabajo de tantos años no se puede echar por tierra por los intereses inmediatos de una cadena de distribución.
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