Una almazara compra su producción por adelantado y aplaza por cuatro años la 'pena de muerte'
Ha sido 'in extremis'. A pocas horas de que las excavadoras
comenzasen a extraer los troncos de los olivos más viejos de la comarca
del Poniente, la condena a muerte que pesaba sobre estos árboles, con
más de 700 años de vida, ha sido conmutada y aplazada, al menos hasta
dentro de cuatro años, tras el acuerdo al que han llegado los
propietarios de la finca donde se encuentran y la asociación Argentata,
encargada de la promoción y salvaguarda de esta variedad de olivos, que
ayer se estrechaban la mano bajo la sombra de uno de estos ejemplares
que, por el momento, han logrado salvarse de la tala.
Este acuerdo ha sido posible después de que una de las almazaras de
esta zona de la provincia de Granada, Casería de la Virgen, de Alomartes, especializada en aceites de esta variedad, se comprometiese a
adquirir la producción de este centenar de árboles durante las próximas
tres temporadas, que se convierten en cuatro año porque acaba de
recogerse la aceituna de la temporada actual y la primera no comenzará
hasta el año próximo.
Según Antonio J. López, gerente de la almazara, no ha sido fácil
llegar a un entendimiento, ya que el objetivo final de los propietarios
era replantar la finca con variedades que permiten una explotación
intensiva para incrementar los resultados económicos que ahora obtienen
con los 'Lucio'. El compromiso contempla la compra de la producción al
precio y las cantidades que se supone que darían los olivos intensivos.
Esto significa que se pagará por la teórica compra de 15.000 kilos de
aceitunas cada temporada al precio de mercado, cuando en realidad la
producción de los 'Lucio' no superará los 6.000 kilos.
Para los responsables de la almazara, la única posibilidad de
rentabilidad la inversión es que haya un compromiso por parte de la
sociedad a la hora de adquirir un aceite que será más caro de lo normal
porque además de su mayor calidad, procede de unos olivos muy
especiales, los padres de los olivos andaluces, y que han sido salvados
de la tala con la esperanza de que los ciudadanos se vuelquen en ellos y
se pueda mantener ese acuerdo muchos años más. «Se trata de un método
para poder garantizar la 'pensión de jubilación' a estos olivos que
forman parte de la historia de la provincia de Granada», afirma Antonio
J. López, que desde que se conoció el posible fatal destino de los
olivos ha recibido numerosas peticiones de personas y empresas para
buscar una solución. No era posible la venta de la finca, como habían
propuesto algunos inversores, ya que la propiedad tiene todo el derecho a
mejorar su explotación. Otras soluciones pasaban por el traslado de los
árboles, pero la operación de extracción es demasiado cara y no podrían
salvarse todos los ejemplares. De esta forma solo la compra de su
producción a precios de olivos intensivos, garantiza su supervivencia.
Fuente:ideal.es
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