Preocupación en el sector ya que estas cotizaciones no retribuyen el esfuerzo y los costes por obtener un producto de primera
El empeño de los olivareros por obtener un aceite de oliva de la
mejor calidad es mucho más que una apuesta por abrir nuevos mercados y
captar nuevos consumidores. Es, fundamentalmente, el camino para obtener
mayores rentabilidades. El gran argumento para cobrar algo más por un
producto de primera y que también cuesta más fabricarlo. Pero,
desgraciadamente, una cosa es la teoría y otra, la práctica. Al menos en
estos momentos. No hay más que echar un vistazo al Pool Red. Según este
sistema, que muestra la evolución de los precios en función de las
operaciones que se cierran cada día, los vírgenes extras se estaban
cotizando ayer en origen a 3,186 euros el kilogramo, mientras que los
lampantes se estaban facturando en las almazaras y cooperativas a 3,075
euros. Es decir, once céntimos escasos de diferencia entre lo mejor y
los 'menos mejor'. Una cantidad pequeña, demasiado pequeña, para quienes
han hecho bandera de la excelencia con la noble intención de que el
trabajo y el esfuerzo de los aceituneros estuviera mejor retribuido.
¿Qué está pasando?
Sigue:ideal.es
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