Visitamos la insólita almazara boutique que triunfa en el mundo desde un frío páramo en el corazón de Castilla.
Suena más a tierra de vino que de aceites, pero la provincia de Valladolid esconde un extenso mar de olivos. Hay que buscarlo en Medina de Rioseco, en lo alto de un páramo. El grupo Valdecuevas cuenta además con su propia almazara, ahí mismo, abrazada por los árboles de arbequina. Y no acaban ahí las sorpresas: su aceite de oliva virgen extra (AOVE) ha logrado en 2015 el bronce de los Oscar del aceite, los premios Mario Solinas, lo que le sitúa entre los mejores del mundo.
Es un páramo con mucha Historia. La batalla del Moclín enfrentó el 14 de julio de 1808 a las tropas españolas comandadas por Joaquín Blake frente a las tropas napoleónicas del mariscal Jean-Baptiste Bessières. Los españoles quisieron esperar hasta la noche para atacar, pero los franceses se lanzaron en la puesta de sol derrocando la defensa patria en el páramo de Valdecuevas.
Hoy, en este campo de batalla que cedió Castilla a las tropas galas al inicio de la Guerra de la Independencia se elabora un producto nacional que ha conquistado en poco tiempo muchas fronteras. Y es que el AOVE Pago de Valdecuevas se exporta desde hace cuatro temporadas a países como Japón, Estados Unidos o Venezuela.
Rodeada de pinos y cipreses, la finca de 150 hectáreas parece un lugar extraño para levantar una almazara boutique, pero es que a la arbequina parece gustarle, y mucho, el corazón de Castilla. Es la variedad que mejor se adapta a la zona. «Estamos a 850 metros sobre el nivel del mar, a 116 por encima de Medina de Rioseco, por lo que corre mucho el aire. En este páramo, el frío cae por las laderas, así que no hay muchas heladas», explica a OCHOLEGUAS Jesús Aparicio, el director técnico de la almazara.
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