El aceite de oliva virgen extra español y malagueño está de
moda en el mercado exterior. Sobre todo si se trata de un producto
gourmet de alta calidad propio de los mercados más exigentes. Tanto es
así que cada vez son las empresas oleícolas de la provincia que quieren
apostar por la exportación como vía para ganar valor añadido. Este es el
caso de Venchipa, una firma con sede social en Málaga, aunque con
fábrica en el pueblo granadino de Acula, que con una producción de
aceite de oliva virgen extra de apenas 200 toneladas anuales de media,
aunque de máxima calidad, ha conseguido exportar su producto, que se
comercializa con la marca O-Med, a 32 países.
«Nos encontramos en mercados tan exóticos como Emiratos
Árabes o Qatar, así como en los principales países europeos, EE.UU.,
Canadá y Asia. Japón es un mercado por el que apostamos muy fuerte.
Recientemente, hemos introducido con gran éxito nuestros aceites en
Australia y Nueva Zelanda», señala el administrador de la sociedad, Juan
de Dios García Casas.
El resultado de la apuesta exportadora de esta pequeña
empresa familiar malagueña es una facturación anual superior a los 2,5
millones de euros.
Según García, el proyecto O-Med nació en 2006 «ante la
necesidad de aportar a nuestra materia prima un valor añadido y vender
el aceite que producíamos envasado en lugar de a granel. Hasta entonces
habíamos sido socios cooperativistas y molturábamos nuestra aceituna
junto con otros socios para a finales de año liquidar al precio que se
había logrado vender a granel».
La puesta en marcha de O-Med se produjo tras un minucioso
estudio de mercado que permitió a la empresa comprobar que existía un
gran nicho de mercado en los aceites vírgenes extra de calidad en el que
se encontraban solamente aceites envasados en Italia. «Así comenzamos a
crear un diseño único y llamativo, un aceite con la máxima calidad
posible y un nombre que mostrara nuestra clara vocación exportadora»,
señala Juan de Dios García.
Según el administrador de la firma, los comienzos no fueron
fáciles. Primero, porque hicieron necesaria una fuerte inversión. Y
segundo, porque exigieron coger la maleta y pasar muchos días fuera de
casa buscando mercados. «Tanto mi hermana Paula como yo, nos hemos
echado la mochila a cuestas, y hemos recorrido la mayoría de los países
en los que ahora podemos encontrar nuestros productos, tanto en las
mejores tiendas como restaurantes de todo el mundo», explica García,
quien destaca asimismo haber tenido la suerte de «saber rodearnos» de la
gente adecuada, entre ellos Brígida Jiménez, «sin la cual nunca
hubiéramos podido producir el aceite de la calidad que actualmente
elaboramos», asegura.
Sigue:diariosur.es
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