- Un grupo de mujeres de Pegalájar (Jaén) logra meterse en el mercado de la cosmética desde su pueblo y a través de la red.
- Todo empezó con un curso para hacer jabones como lo hacían sus abuelas, con aceite de oliva.
La receta del jabón casero no es un secreto. En
proporciones acordes a la cantidad que se desee obtener, se mezclan:
sosa caústica, aceite de oliva usado, agua, harina y sal. Mezclar bien y
dejar reposar unas horas para que se endurezca. Pero las protagonistas
de esta historia sabían que había más posibilidades detrás de esa
fórmula que en los pueblos pasa de madres a hijas.
En
1999 después de muchos cursos, algunos orientados a la actividad
empresarial, iniciaron uno sobre reciclado de aceite y elaboración de
jabones. Después de 100 horas de clase descubrieron que "con el aceite
usado sólo se podía hacer jabón para lavar la ropa, ni el monitor (que
se vieron negros para encontrarlo) sabía cómo se podía introducir el
aceite en los productos que nos quería enseñar”, explican en los
documentos sobre su origen como empresa.
Pero había
más posibilidades en el aceite de oliva virgen extra y en el ecológico,
así que siguieron investigando. Empezaron a hacer mezclas, a
experimentar en el laboratorio y a destilar sus primeros productos. Para
entonces, las 16 alumnas del curso ya se habían convertido en la
Asociación de Mujeres Artesanas Olea. Siete de ellas decidieron apostar
por una aventura empresarial que empezaba a cobrar forma. En 2001,
después de muchas gestiones, nació la sociedad limitada Olea Cosmética Natural.
La búsqueda de financiación fue uno de los
principales escollos y la causa de que dos socias, de las siete
iniciales, se descolgaran del proyecto. Fue la etapa más dura. "Lo más
bonito es hacer los productos, ver cómo te han quedado, lo bien que
huelen", aclara Manuela Herrera, la gerente. De hecho, siguen
experimentando con aromas y, en el caso de los jabones, con formas que
los hagan más atractivos. Lo más complicado fue sumergirse en el mundo
empresarial. "Mi padre es empresario, alguno de nuestros maridos, pero
no teníamos ni idea de los complicado que es montar un negocio", admite.
Sobre todo uno que nunca se había acometido antes: la fabricación
artesanal de cosméticos, dando novedosas aplicaciones al aceite de oliva
virgen extra, pero con métodos de fabricación distintos a los de los
grandes laboratorios. Partiendo de sus conocimientos como artesanas,
pero trabajando codo con codo con la Universidad de Jaén para mejorar
sus fórmulas. En el pueblo "pensaban que estábamos locas, que esto no
tenía futuro", explica María Nieves Almagro, administrativa de la
empresa.
Intentaron copiar su idea, pero fueron
pioneras y se han convertido en una referencia a la que recurrir cuando
se impulsan proyectos de este tipo. Manuela argumenta que la clave de
la empresa reside "en el trabajo y en el esfuerzo". Las cinco que siguen
al pie del cañón buscan como acomodar sus horarios a las necesidades
familiares. Funcionan por turnos, "pero cuando hay tarea y hay que
venir a deshoras, se viene", aclara Mari Nieves. Ella es la que se
ocupa de los pedidos, los envíos, la facturación… "Pero si hace falta,
también entro en el laboratorio".
Están en Internet y
venden directamente. Cualquiera puede hacer un encargo y le será
enviado por correo, pero además están presentes en tiendas
especializadas en cosmética natural o en aceite de oliva de toda
Andalucía.
Hoy, 14 años después de aquel curso sobre
jabones, ofrecen en torno a una veintena de productos que van desde las
sales de baño a champús anti-piojos, pasando por cremas solares, aceites
para masajes, colonias y, por supuesto, jabón. Por delante tienen dos
retos: la crisis y la comercialización. Por ahí van sus esfuerzos porque
"llevamos tres años estancadas", dice Mari Nieves, a causa de la
primera, lo que limita las campañas para potenciar las ventas. Aún así
"vamos pagando y tenemos todos los papeles al día", aclara Manuela.
En todo este tiempo han cosechado premios y distinciones que han
reconocido su esfuerzo, su capacidad de innovación aprovechando los
recursos de su entorno, la apuesta por la sostenibilidad, el
emprendimiento… "Nos sentimos superorgullosas", afirma Mari Nieves. Pero
más que de los premios, de haber logrado convertirse en un modelo de
industria artesana, formada íntegramente por mujeres, enraizada en su
pueblo (Pegalajar) y volcada en crecer en su entorno ¿Su próximo reto?
"Seguir aquí".
Fuente:eldiario.es
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