La fecha de cosecha de las aceitunas influye notablemente en la
producción del año siguiente. Por lo tanto, es necesario realizar un
análisis detallado a la hora de considerar el momento de recolección de
los frutos.
Si la cosecha se atrasa, comienza un proceso de competencia fisiológica
entre las aceitunas, los brotes del año y la pre formación de yemas
florales que serán las nuevas flores y posteriores frutos en la próxima
campaña. Como consecuencia de este desfasaje habrá una disminución del
volumen al año siguiente.
Cuando las aceitunas se destinen a la elaboración de aceite de oliva, el
mayor rendimiento industrial será posible cuando los frutos contengan
el máximo de peso de aceite, momento que se puede identificar en el
campo a través del cambio de la coloración externa de las aceitunas.
En este caso, desaparece el color verde intenso y cambia primero hacia
un color verde amarillento para luego virar al color negro violáceo.
Esto se denomina envero o cambio de color.
Hay que tener en cuenta que los estados de madurez avanzados producen la
caída de frutos de la planta en forma natural. En estos casos, cada
variedad presenta un comportamiento específico, en el que influyen el
estado hídrico del suelo, su estado nutricional y las condiciones
meteorológicas de cada campaña. Vientos fuertes, temperaturas extremas y
heladas tempranas pueden constituirse en razones válidas para que esto
suceda.
En el caso de las aceitunas de mesa, llamadas así porque su destino es
la producción de aceitunas para conserva, y enfocándonos en las
aceitunas verdes, éstas están en condiciones de ser recolectadas cuando
de color verde intenso se torna verde amarillento y debe concluir cuando
aparecen las manchas violáceas en la piel.
Si el destino es para ser consumidas como aceituna negra la cosecha
puede extenderse hasta entrado el envero, pero antes de que la pulpa
pierda firmeza y desde luego antes de las primeras heladas.
La cosecha de frutos que se recolectan para elaborar aceitunas negras
comienza cuando están completamente coloreadas entre violeta y negro.
Crece la cosecha mecánica
Los elevados costos de cosecha de la aceituna, que en algunos
casos superan el 50% del valor total del producto y representan casi el
80% de la mano de obra necesaria para gestionar operativamente el
cultivo, explican la tendencia a elegir la cosecha mecanizada. Esto se
da sobre todo en las variedades de aceitunas destinadas para la
elaboración de aceite.
La experiencia indica que este tipo de cosecha actualmente no logra
recolectar la totalidad de las aceitunas de la planta, dejando en
algunos casos hasta 30% de los frutos adheridos al frutal.
No obstante, también se constata lo dificultoso que es la contratación
de mano de obra en las últimas temporadas para realizar esta labor.
Razones de orden político, geográfico, cultural y agronómico, como la
superposición con cosecha de vid o plantaciones de ajo, reafirman el uso
de esta tecnología como una buena alternativa, no sólo para bajar los
costos de producción sino además para cosechar los frutos de manera más
oportuna.
En nuestra provincia se ofrecen a la venta estas cosechadoras modernas y
también se alquila el servicio de cosecha mecanizada para productores
que lo demanden. En la actualidad, son pocas las explotaciones en las
que se puede realizar la cosecha en forma mecanizada, ya que todavía
predominan los olivares tradicionales con plantas muy altas y añosas y
distancias de plantación de 10 metros entre plantas y 10 metros entre
hileras.
Como siempre el uso de nuevas tecnologías requiere que el cultivo esté
acondicionado para la ejecución de esta práctica. Esto es, la plantación
del monte frutal debe reunir ciertas condiciones para que sea factible
el uso de la maquinaria.
Por ejemplo, la densidad de plantas tiene que ser mayor, el número de
olivos por hilera debe formar como un cerco. En estas nuevas
plantaciones monovarietales se triplica o quintuplica el número de
plantas por hectárea.
También es importante que se desarrollen las plantas conformando una
especie de plano direccionado con igual orientación que la dirección de
la hilera.
En las plantas debe predominar un solo eje donde se apoyen los brazos,
que no deben ser gruesos y largos y toda esta estructura de la planta
debe permitir una abundante cantidad de producción de brindillas, que es
la rama fructífera donde se ubican las aceitunas.
Sin duda que este es el camino a transitar, ya que el contexto
internacional de los últimos años no permite alcanzar la rentabilidad
necesaria a la producción primaria para que crezca y se desarrolle como
sector sostenible.
Más aún, no debe sorprendernos que por la alta significancia que implica
el costo de cosecha, se esté comenzando a cosechar variedades para
conserva con ayuda de la tecnología de mecanización. Esto siempre,
atendiendo los recaudos y logística necesaria para reducir daños y
evitar que comiencen a producirse oxidaciones que arruinen el producto.
Frente a este panorama del comercio global del aceite de oliva, que
pareciera permanecer en el tiempo, debemos encontrar soluciones que den
respuestas a los productores que cuentan con las plantaciones
tradicionales de más de treinta años.
En estos casos, se pueden desplegar estrategias de cosecha acudiendo a
las llamadas vibradoras de ramas o peines mecánicos, que ayudan a
reducir los tiempos de cosecha por persona por día.
Por supuesto, de ser posible también hay que planificar una reforma
gradual de las plantaciones de varios años, de manera de no diezmar en
forma intensa los rendimientos de fruta por hectárea.
Por Ramón Ariel Barros - Ing. Agr. Dpto de Producción Agropecuaria - FCA UNCuyo
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