«La cosecha de este año quizás sea la peor de la última década. La campaña ha sido nefasta y los italianos están viniendo a comprar aquí»
«Cato entre tres y cinco aceites al día y soy un enamorado de toda la vida de los aceites andaluces: con aroma y personalidad»
Aquilino Tuya (Gijón, 1963) sabe de aceite, y de más cosas, pero, con la que se nos viene encima, a su casa hemos ido a hablar de aceite.
–El mundo del aceite está movido, loco. ¿Qué va a ocurrir con los precios?
–Depende de varios factores. De si el virgen extra y el refinado son de diferentes cosechas, o si uno ha subido y el otro aún no...
–Usted trabaja con aceites de distintos tipos y precios, del refinado al virgen extra de pagos seleccionados. ¿Cuál va a dar más sustos?
–El problema de este año va a ser gordo. La cosecha quizás sea la peor de la última década. A lo mejor, nos da la mitad de producción que el año pasado. Al haber menos cantidad, lógicamente los precios suben. Otro problema añadido es que Italia ha entrado a comprar en España porque su cosecha tampoco ha sido tan buena como preveían. Los precios están disparados al alza y no sabemos a dónde van a llegar.
–¿Hasta dónde cree usted que va a llegar?
–No lo sé, pero sí te puedo decir que yo he llegado a vender a 6 euros el litro de aceite. No creo que se llegue a estos precios porque con esta crisis tan tremenda que estamos viviendo va a haber mucha gente que no pueda pagar seis euros por una botella de virgen extra, que ahora mismo pueda estar entre 3 y 4 euros en el supermercado. Creo recordar que en el año 96 ya estuvimos por esos precios... Eran otros tiempos, desde luego.
–¿Doblar el precio?
–Si fuera por la campaña, que ha sido nefasta, sí se podría doblar, porque en realidad hay muy poco aceite. Ahora, que con la que está cayendo haya suficiente gente capaz de permitirse el lujo de pagar esos precios... En el 96 no pasamos la situación de crisis económica de ahora. No obstante, me gustaría recalcar que, al precio que esté, invertir en salud siempre es importante. Aunque no se utilice el virgen extra para todo, una cucharada sopera, que nos puede salir por 20 céntimos al día, es invertir en salud, y eso siempre es barato.
–¿Cómo le afecta a una empresa como la suya? ¿Está preocupado? ¿A río revuelto, ganancia de pescadores?
–A río revuelto, para nada ganancia de pescadores. Los márgenes son más pequeños y la cantidad de dinero con la que va a haber que trabajar va a ser mayor. Además, para el ama de casa, eso de pagar precios tan altos por una botella de aceite... A lo mejor se lo piensa y cambia sus hábitos de consumo y vuelve al aceite de semillas (girasol, soja...) como ha ocurrido en otras épocas.
–¿Qué dicen los viejos de temporadas de aceituna como éstas?
–Sí pudieramos borrar este campaña y empezar con la siguiente... Es que la incertidumbre es máxima. También hay que reconocer que el aceite nunca estuvo tan barato como hasta estas fechas. Yo, de cara al agricultor, no de cara al consumidor, por supuesto, me alegro de que suban los precios, porque también lo venían necesitando.
–¿A qué aceituna afectó más esta campaña tan mala?
–Quizás este año la aceituna picuda ha crecido como nunca, pero eso no siginifica más calidad. Ha cargado mucho más agua, pero después, la maduración, al ser a última hora...
–¿Tiene ya aceite de esta campaña?
–Tenemos el aceite La Niña de Mis Ojos. Lo envasamos la primera semana de diciembre y conseguimos una cosecha muy buena, mejor de lo que yo creía con lo que estaba viendo. La campaña, como he dicho, ha sido pésima. Jamás he visto una aceituna tan grande en Andalucía como este año. Al final de campaña, en octubre y noviembre, llovió mucho y no le dio tiempo a asimilar el aceite dentro. Esto nos da una aceituna de rendimiento muy bajo. Si antes necesitábamos, por ejemplo, 8 kilos de aceituna para un litro, ahora estamos usando 10. Además, hay menos kilos, porque hubo sequía y llovió tarde.
–Usted cata mucho aceite.
–Entre tres y cinco aceites al día. Hay veces que cato ‘coupages’, por denominaciones, por variedades...
–¿Qué variedad está mejor?
–Es tan personal como el vino.
–En su opinión...
–Yo soy un enamorado de toda la vida de los aceites andaluces. Me gustan los aceites con personalidad, con cuerpo, con mucho aroma y mucha untuosidad en boca.
–¿Cómo se cata un aceite?
–Los catadores empleamos una copa generalmente azul para no dejarnos influir por el color, aunque a mí me gusta ver el color porque también influye. Echamos un cuarto de vaso, se remueve y se calienta un poco (en torno a 28 grados) para captar los aromas en nariz. Ahí ya sabemos de qué va el aceite y, si eres un poco entendido, vas a captar algún defecto. Después, en boca y tras una leve aspiración, vamos a captar amargor, astringencia, el picor y a qué nos puede recordar.
–¿Con pan y sal se puede catar el aceite?
–Para disfrutar, desde luego que sí.
Fuente:elcomercio.es
Escrito por Miguel Llano
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