La falta de lluvia y las altas temperaturas otoñales provocan que la práctica totalidad de las almazaras de Córdoba, Sevilla o Cádiz estén ya molturando a ritmo de crucero, y que las grandes cooperativas de Jaén anuncien su apertura para el 15 de noviembre, dos semanas antes de lo habitual
Es una realidad que en los últimos 12 meses los valores de las distintas variables meteorológicas han sido raros si los comparamos con un año normal.
El pasado otoño-invierno, cuando se gestaba la presente cosecha, presentó buenos datos de precipitación y temperaturas que auguraban una gran cosecha 2009-2010. Pero la primavera evolucionó de forma negativa para el cultivo del olivo porque no se presentaron las lluvias necesarias para elevar la humedad del suelo, lo que hace que la planta de secano, ante la escasez de reservas, autorregule a la baja su propia cosecha.
Posteriormente el calor del verano tardó en llegar pero cuando lo hizo fue intenso y las altas temperaturas se han establecido demasiado, hasta bien entrado el presente otoño. De hecho, aún encontrándonos a mediados de noviembre, las horas de frio no se han presentado en buena parte del territorio oleícola español. Además el otoño está siendo seco o muy seco en la mayoría de las comarcas.
Y siendo así estas condiciones climáticas anómalas han conllevado un proceso de maduración de la aceituna y de vegetación del árbol irregular y anormal.
Una consecuencia clara es la maduración adelantada de la aceituna que se muestra en índices de maduración más avanzados que lo habitual en estas fechas. Esto ha provocado que las almazaras estén recepcionando más fruto en los primeros días de campaña y que la apertura de las fábricas se haya adelantado en gran parte de Andalucía.
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