HERRAMIENTAS AVANZADAS PARA SU CONTROL.
Científicos de la Universidad de Jaén, dirigidos por Antonio Molina Díaz, estudian nuevas metodologías analíticas para detectar y controlar los contenidos de residuos de plaguicidas y contaminantes orgánicos en el aceite de oliva y la aceituna. Asimismo, el grupo abordará una nueva herramienta en la lucha contra el verticilium. La Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía ha incentivado este proyecto con más de 240.000 euros.
La presencia de contaminantes orgánicos en la aceituna que llega a la almazara es un hecho constatado. Los contaminantes orgánicos encontrados son fundamentalmente residuos de pesticidas, productos de degradación de los mismos, e hidrocarburos aromáticos. Estos compuestos, que se incorporan como componentes ajenos a la materia prima (aceituna) y, por tanto, aparecen en el producto elaborado (aceite), se conocen con la denominación genérica de 'Xenobióticos'.
Los pesticidas y sus productos de degradación proceden fundamentalmente de su empleo en el olivar en las prácticas agrícolas habituales de tratamiento contra las plagas (herbicidas, insecticidas, etc.). Los segundos son compuestos que se encuentran en los combustibles fósiles como gasolina y gasóleo (hidrocarburos aromáticos monocíclicos, BETEX) y también se forman durante la incineración incompleta del carbón, el petróleo, el gas, la madera, la basura y otras sustancias orgánicas (hidrocarburos aromáticos policíclicos, PAHs). Por tanto las gasolineras, el tráfico rodado, etc. son fuentes de contaminación por estos compuestos.
La presencia de estos compuestos preocupa enormemente al sector y, en este sentido, aunque la normativa vigente de la Unión Europea no ha establecido los límites máximos autorizados de pesticidas en aceite, sí ha fijado los límites máximos autorizados en aceituna. Por otra parte, tan preocupante o más que los problemas derivados de los efectos de los pesticidas en el aceite, son los potenciales efectos de los productos originados en la degradación de estos compuestos, que constituyen un campo por explorar, pues no se conocen en la mayoría de los casos cuáles son dichos productos, su composición y estructura, niveles en que se encuentran o pueden encontrarse, sus efectos sobre la salud, etc.
Durante las últimas décadas, los avances en la instrumentación y en las metodologías analíticas han permitido rebajar considerablemente los niveles mínimos detectables en análisis de contaminantes y ello, a su vez, permite rebajar los niveles máximos de concentración de contaminantes permitidos en los alimentos. Así, hoy en día pueden detectarse y medirse pesticidas en alimentos a niveles del orden de los mg/Kg (unidad de concentración correspondiente a 1 microgramo de pesticida por Kg de muestra) e incluso inferiores.
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por Alicia Barea Lara
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